Por: Fabrina Acosta – Contreras

Es inevitable escribir esta columna en estado excitado, con todas las emociones alborotadas como un rio crecido o los vientos conversadores de la alta Guajira, dado que acabo de salir de ver un espectáculo subliminal, el documental de BRIGITTE BAPTISTE, a quien tengo el honor de llamarla amiga, aliada, cómplice y referente; un ser humano con la humanidad encendida, un ser de amor,  sensibilidad y libertades en toda la extensión de la pluralidad imaginada e insospechada.

Nunca he dudado que ella y yo tenemos un tejido especial que no se limita a este plano material, algo nos unió de manera profunda, algo así como hermandad a primera vista y hoy entendí un poco de ello; las dos hemos atravesado por el dolor y el renacimiento profundo de perder a una hermana, hemos vivido en la selva (Araracuara) y transitamos cada día a nuevas versiones, aunque la palabra  – transitar – cause susto a muchos, creo que estamos tejidas desde la apuesta que hacemos por reinventarnos, diversificarnos y procurar usar los miedos como potenciadores de hazañas disruptivas y esperanzadoras.

Brigitte, quiero decirte públicamente que  mientras veía el poderoso y muy bien logrado documental lloraba, reía, reflexionaba mil cosas, me lo gozaba, así como también visionaba y clamaba a mis ancestras que permitieran tener proyecciones de este en todas las regiones de nuestro país, país que necesita de nuevos relatos de esperanza y amor para bajarle el volumen a las violencias, especialmente mi mágica tierra La Guajira, que merece y necesita que este documental viaje por sus resguardos, su ruralidad y su urbanidad, su mar, su rio, en fin, por su biodiversidad (Queer) y sus pueblos indígenas, afros, libaneses, migrantes y todas las formas que la constituyen.

Gracias universales, Brigitte por ser inspiración infinita y ejemplo de coherencia humana entre el ser y sus múltiples posibilidades y el hacer (actuar) desde la justicia y el amor.

El documental PLANETA B

El documental sobre la ecóloga transgénero Brigitte Baptiste, nos devela su investigación innovadora y excelsa; también su narrativa libertaria que ha desafiado convenciones científicas y sociales durante años, erosionando prejuicios, tejiendo esperanzas e inspirando cambios.

Verlo es viajar por infinitos universos, es como tomarse una buena taza de Yagé (el bejuco del alma) pues se viven emociones al máximo. Aplaudo de pie a los realizadores porque por medio del material de archivo y la animación digital, la película entrelaza un relato íntimo y un panorama lleno de matices alrededor de un personaje extraordinario como Brigitte, cuyas ideas frescas y flexibles acerca de la vida, la familia y el planeta, logran revivir la esperanza por el presente continuo (futuro) de nuestro planeta y nuestra existencia.

“Brigitte, Planeta B», ofrece un retrato sublime de Bri, profundizando en los impactos de su visión innovadora y atrevidamente valiente, conocida como Ecología Queer o TRANSECOLOGIA y como desde ahí, propone una nueva manera de relacionarnos con el planeta. Definitivamente, a través de su trabajo, Brigitte ha cuestionado los prejuicios que históricamente han limitado tanto la comprensión científica como las expresiones de la diversidad en la naturaleza y en la humanidad, lo ha hecho con brillantez, humor real, disciplina y determinación.

Insisto que el documental merece estar en las regiones profundas el país, en esa Colombia rural, indígena, afro, diversa y biodiversa, porque es un viaje de libertades que transita estaciones liquidas y cambiantes, desde las selvas amazónicas y sus rituales con Ayahuasca, hasta los ecosistemas urbanos donde florece la diversidad. El público puede ir descubriendo historias de especies con comportamientos transgénero, comunidades indígenas queer y antiguas expresiones artísticas que desafían las nociones binarias impuestas por la cultura occidental y las diferentes formas de colonización ortodoxa y prejuiciosa que nos atraviesan cotidianamente.

Este documental dirigido por Santiago Posada, construye un mix de experiencias que revelan la sensibilidad, el humor y la lucidez de mi amiga Brigitte. Su discurso, tan académico como poético, busca estremecer de posibilidades a una sociedad que clama soluciones urgentes frente a la crisis ambiental, mientras invita bonitamente a la diversidad, el amor, el derecho a ser felices y cumplirnos los deseos y clamores internos, por encima de prejuicios sociales dañinos e involutivos.

La oportunidad de retornar a atrevernos a  SER

Brigitte Planeta B, es muchas cosas, las que queramos que sean, con un énfasis profundo por la otredad y el genuino respeto por las diferencias y las múltiples expresiones de las subjetividades, la empatía y la imaginación deslimitada. Un recordatorio de que no hay “planeta B”, pero sí puede haber una manera B de habitarlo y en este sentido, me atrevo a afirmar que el primer planeta que merece existir en plenitud es nuestro propio cuerpo (nuestro Yo piel), o mejor, nuestros cuerpos en plural, porque al final como dice Brigitte no hay nada mas Queer que el planeta y yo complemento esto afirmando que todos, todas y todes muchas veces en la vida, transitamos y eso nos hace una TransHumanidad.

Te admiro, respeto y quiero feminista y guajiramente Brigitte, honrarnos entre nosotras es en sí mismo un acto beligerante y políticamente revolucionario, vamos con toda por esas múltiples opciones que podemos crear para existir.

Ñapa: Por favor vean el documental #SuperRecomendado

Ver tráiler aquí https://www.youtube.com/watch?v=ShzyBdhxF3Y

No comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *