Por: Erika Pino Romero

Somos llamadas a ser mujeres autosuficientes, responsables de nuestro hogar y su conservación, amorosas y entregadas en nuestra relación de pareja, unas damas y por supuestos madres abnegadas y responsables de la crianza de nuestros hijos, veedoras del bienestar de nuestros padres, amigas presentes y activas, y además para las que somos afortunadas con un trabajo debemos ser eficientes y eficaces; pero ciertamente, también somos generadoras de nuestra propia felicidad, con la necesidad primera de amarnos como somos y procurar conocernos mejor y así trabajar en aquellas debilidades presentes; pero ante esta realidad me he preguntado:

¿Cómo regalarme felicidad sin restar espacio y atención a los míos? ¿Cómo pensar primero en mi salud sin dejar de responder activamente a las exigencias de mi trabajo? ¿Cómo regalarme espacio con mis amigas sin restar tiempo al compartir con mi pareja? o ¿Cómo escaparme con mi esposo sin el complejo de pensar que mis hijos se sientan abandonados?

En estos tiempos donde las voces de las mujeres se han levantado y reprochan entre otras cosas el que nos dejamos siempre de últimas a nosotras mismas y de lo perjudicial que resulta tratar de complacerlos a todos buscando su bienestar, en sacrificio del nuestro; me he valido de esa queja y decidí escuchar a mis amigas, aprovechar esta ola de despertar femenino, dar validez a algunos memes de amor propio y simplemente ponerme en primer lugar, eso acabo de hacer en mis recientes vacaciones, con juicio y compromiso dividí mis 20 días calendario de descanso y esta vez me permití incluir mi nombre en la lista y aparté espacio para mi sola, me escapé – «fui egoísta» – tuve oídos sordos a las quejas de mis hijos, los comentarios de mi esposo y no me inquieté por lo que piensan los demás, incluso acostumbrándome a mí misma y decirme que esta práctica es válida, justa y necesaria y que más bien estaba  atrasada en hacerlo, porque es excelente, que la haga mía, infaltable y poco a poco vaya callando voces externas e internas que me alejen de este derecho.


Y hoy culminadas mis vacaciones, de vuelta a lo laboral y en pocos días al trajín académico de mis hijos, me digo y con certeza le hago saber a quién lo necesite, que los frutos de ese tiempo de escape para mí han sido una excelente inversión, que ya era tiempo de valorar mi tiempo y con él atender mis propias necesidades, que lo deberían entender los seres que nos aman, pero si no lo entienden ya no viene al caso, ojalá copien esta buena práctica, ya es hora de dejar de complacer a todos sin ni siquiera tener coraje de preguntarnos qué nos complace a nosotras mismas y cómo hacer para darnos gusto y efectivamente complacernos.


Confieso que me toca trabajar en las voces internas que a veces son más egoísta que los que me rodean, yo misma me he cargado tareas que están demás, porque simplemente son de otras personas, a las que amo y puedo ayudar, pero que por ese mismo amor también debo dejar que las asuman, se prueben, respondan y vivan; así que mi reflexión es que tomemos en serio todos esos memes que nos invitan a ponernos en primer lugar, que dilapidemos los autoconceptos «responsables de tanto» y si tenemos las posibilidades nos permitamos tiempo, viajes, gustos, comida, bebidas y hasta nuevos descubrimientos internos que nos hacen felices, porque con esa felicidad propia es con lo único que puedo abonar a la felicidad de los que me rodean.

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